Mientras que en nuestra cultura occidental se nos ha hecho cree durante cientos de años que la sexualidad está divorciada de la espiritualidad, y que ésta debía ser reprimida. Los antiguos Maestros taoístas sabían que la sexualidad equilibrada no sólo es vital para mantener la salud física, emocional y mental, sino que además es en sí misma un camino de realización interior, al conectarnos directamente con el origen de la vida, y así, con el origen del universo mismo.

El Tao del Amor consiste en una serie de ejercicios y prácticas individuales y de pareja que le permiten al practicante no sólo evitar la pérdida de la energía sexual, sino que le ayudan a administrar y transmutar la energía sexual en otras formas sutiles de energía, tales como creatividad y espiritualidad… al tomar “consciencia del Ser” a través de estados altamente curativos de Éxtasis y de transformación interior.

Este manejo consciente de la propia energía sexual tiene múltiples beneficios tanto para el hombre como para la mujer. En el hombre se pueden evitar disfunciones de origen no fisiológico sino psicosomático, tales como eyaculación precoz, disfunción eréctil agotamiento, insomnio, cansancio excesivo, depresión, etc. Al aprender el arte de la inyaculación el hombre puede convertirse en multiorgásmico al separar el orgasmo de la eyaculación, incrementando así su vitalidad, salud y longevidad.

Las mujeres pueden, con las técnicas del Tao del Amor, evitar los síntomas de la menopausia y problemas tales como prolapso uterino, vejiga caída, incontinencia, etc. AL mantener activo su perfil hormonal, mantienen así una apariencia jovial y plenitud de funciones.

 

Prácticas como la llamada Orbita Microcósmica, que hace circular la energía vital, nos enseña sobre el elixir de la juventud eterna, que es en definitiva la bioquímica del amor, y el erotismo espiritualizado. Cuando se aprende a estimular las glándulas superiores para que el hipotálamo segregue substancias que eran conocidas por los antiguos taoístas como “el néctar de los Dioses que conduce a la inmortalidad”, lo cual la ciencia traduce hoy como una cascada de hormonas, neurotransmisores y endorfinas que proporcionan al practicante salud, longevidad, amor y plenitud de funciones hasta edad avanzada.